Capítulo 8

Por la mañana me encontraba fatal. Tenía un dolor de cuerpo impresionante y no quería levantarme de la cama. Desayuné sin ganas. Me duché y me maquillé para disimular las ojeras.
Lo primero que Mike me preguntó en cuanto entré al trabajo fue si me pasaba algo. Le contesté que no pero sé que no se lo creyó.
Trabajé sin hablar con él.
-¿Te cortaste con un cuchillo el brazo al cocinar?-preguntó Mike con una sonrisilla.
-¿Eh?-lo miré sin comprender.
-La herida de tu brazo-me aclaró.
-Ah, eso. No, me caí en la calle-mejor no le decía nada de que por poco me atropella un coche.
-Pues no tiene muy buen aspecto. Deberías ir al médico, tiene aspecto de necesitar puntos-miré la herida y vi que Mike tenía razón. No tenía buen aspecto.
-No. Seguro que en un par de días tengo el brazo como nuevo-dije sonriendo haciendo acopio de toda la alegría que fui capaz.
-Oye, si es que no quieres ir sola te acompaño al salir del trabajo-me sorprendió tanta amabilidad. Estaba claro. Ese chico era la amabilidad en persona.-Venga que te acompaño.
-No, Mike, no hace falta. Tampoco tiene tan mal aspecto-esperaba que creyese mi mentira.
-Por Dios, Abril, parece que te atacó un zombie- me reí de su comentario-Tienes que ir a que te miren ese brazo. Puedes coger una infección-Mike tenía razón. Iría al médico.
-Está bien. Iré al médico pero no hace falta que me acompañes.
-Insisto, no quiero ser pesado pero…-no pude contenerme y le regalé un sincero abrazo- Vamos tampoco es para tanto. Cualquiera lo haría.
¡Oh, vamos! ¿Estaba de broma? Era de las personas más amables que conociera en toda mi vida. Sin apenas conocerme se había ofrecido a acompañarme al médico.
-Bueno entonces a la salida ¿ok?-Mike volvió a su trabajo.
Asentí con la cabeza.
El día estaba mejorando.
El resto de la jornada sucedió rápido y sin sobresaltos. Luego, a la salida, Mike y yo, cogimos un taxi hacia Nueva York. Él me indicó a que hospital iríamos.
En el hospital tuvimos que esperar bastante pero Mike rechazó todas las proposiciones que le hice de que se marchara a casa. La sala de espera estaba abarrotada. Las paredes estaba pintadas de blanco y en el techo brillaban unos fluorescentes del mismo color. Las sillas eran de plástico blanco e incómodas. Al cabo de dos horas me llegó el turno y aunque le pedí a Mike que se quedara fuera no me hizo caso y me acompañó.
La consulta estaba pintada de color vainilla (cosa que agradecí después de tanto blanco). En la estancia había una mesa de escritorio con un ordenador y un montón de papeles. Las paredes estaban llenas de estanterías repletas de archivadores. Enfrente a la mesa había dos sillas a juego con la mesa y la silla del médico.
El doctor que nos recibió era alto y de aspecto robusto. Su pelo era de color negro y sus ojos reflejaban cansancio. Llevaba una bata blanca con una identificación en la que ponía Doctor Ryan Collins.
Nos indicó con un gesto que nos sentáramos en las sillas de enfrente de su mesa mientras él mismo tomaba asiento.
-¿Qué les sucede?-preguntó con voz amable.
Le expliqué que me había caído y me había echó una herida en el brazo. Dijo que primero le tenía que dar mis datos y después me examinaría para evaluar si necesitaba puntos. En cuanto terminó de escribir en su ordenador nos guió por una puerta en la que yo no había reparado hasta el momento.
La estancia era un poco más pequeña que el despecho. En ella había una camilla y varios armarios con aparatos médicos.
El Doctor Collins me ordenó que me sentara en la camilla y allí me limpió el brazo con alcohol. Escocía bastante pero no dije nada. Después me dijo que me pondría unos puntos y que en un par de días tendría el brazo como nuevo. Yo giré la cabeza mientras el Doctor Collins me cosía el brazo, noté como Mike me daba la mano y me la apretaba para darme ánimos. Le devolví el apretón dándole las gracias. Al cabo de unos minutos terminó y nos fuimos. Mike me acompañó a mi casa y ambos nos detuvimos a la entrada de mi portal.
-Muchas gracias por acompañarme, Mike-le dediqué una sonrisa.
-No es nada, Abril-susurró mi nombre de una forma especial.
Se inclinó ligeramente hacia mí con intención de besarme pero la puerta de mi portal se abrió y eso lo detuvo.
-Chao- me despedí de él con velocidad.
-Hasta mañana-sonrió.
Subí a casa pensando en el día de hoy. No dejaría que Mike se hiciera falsas esperanzas. Mi corazón pertenecía a otra persona. Mike solo era un buen amigo.

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4 Responses to Capítulo 8

  1. O.O he leído otros dos capis y esta historia cada vez me engancha más *_* seguiré leyendo lo antes que pueda, pero últimamente con los exámenes de septiembre estoy muy liado T.T
    Por cierto... tienes una sorpresa en mi Blog :P http://elblogzdelapelirroja.blogspot.com/2011/08/premios.html

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  2. me encanta de verdad :) yo ya tengo favorito ;)

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  3. Maria, esta parte de la historia no es muy coherente :S
    casi la atropella un coche, pero se encuentra con Diego, pero hasta que no llega a casa no se da cuenta de que la sangra el brazo, un brazo que al día siguiente necesita puntos...
    Me parece muy interesante la historia, pero hay cosas que no encajan :)

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    Respuestas
    1. No te digo yo que no sea coherente xDD
      Es que escribía la historia como se me iban ocurriendo, la verdad jajaja Y creo que en todas las cosas de más de 50 páginas que escribo hay cosas que no encajan jajajaja

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